En el día a día nos vemos expuestos a un sinfín de situaciones y terminamos teniendo una serie de molestias que no sabemos de dónde vienen, especialmente, cuando alguien nos dice cosas que no nos gustan…

Y digo que para el ser humano es importante sentirse valorado o calificado frente a los demás, y es válido entender que cada uno ve cada situación desde su experiencia y desde su creencia, sabiendo que no son verdades absolutas. Sin embargo, cuando éstas conversaciones acaloradas se convierten en «me sentí», » me dolió lo que me dijiste», «eso no es cierto”, «las cosas no son así», «“me hiciste»,  hay que parar y darnos cuenta qué historia nos estamos contando.

Cuando entramos en esas posiciones, en donde nos sentimos atacados por el otro, tenemos que tener varias cosas en cuenta:

  • ¿Es verdad que el otro me está atacando? ¿Qué es lo que realmente me está fastidiando? ¿Cuál es la intención de la conversación? Y ¿qué tanto poder le estoy dando al otro, o qué es lo que estoy pensando para sentirme atropellado, atacado, aludido, insultado, ignorado… y demás calificativos.

Es importante tener presente que muchas veces esas conversaciones son con nosotros mismos, y que la voz interna, que la mayoría de las veces no es nuestra mejor amiga,  es la que nos está haciendo creer que el mundo está en nuestra contra. Esa rabia al hablar, o el ser agresivos al contestar, o ese malestar de rabia contenida que nos queda en el cuerpo, (en casos más avanzados, el llanto incomprendido, la actitud de ¿porqué a mi?), son algunas respuestas que tenemos cuando algo nos afecta.

Hace poco alguien me dijo una frase que me encantó y que encara esta situación: “mi querida amiga, cuando alguien te diga algo que no te guste, te dio justo en el ego”, y va uno a ver y sí.

Aceptar que a veces no tenemos la razón, o que invalidamos los sentimientos de los otros, ver que somos implacables tratando de hacer ver que lo que YO pienso es lo correcto, darnos cuenta que a veces decimos las cosas con un lenguaje no verbal que no se ajusta, genera resistencia a vernos como realmente somos y a tratar de ponernos en un rol de víctima que nos quita la posibilidad de solucionar la situación y que nos hace tener a largo plazo malestares físicos.

Para ello, te doy 3 tips para gestionar correctamente esta situación y hacerte cargo conscientemente de que el mundo no está en tu contra, tú le das ese poder… así que también se lo puedes quitar. Aquí te va:

  1. Cuando estés en una situación en donde te sientas atacada/o, hazte estas dos preguntas:

¿Qué es lo que realmente me quieren decir? Y así lo puedes verificar, repreguntando…

¿Qué es lo que estoy sientiendo? ¿Rabia? ¿Tristeza? ¿Frustración? Cuando identificas la emoción, puedes empezar a ver y a indagar realmente qué es lo que te molesta.

  1. Escoge las batallas que realmente valen la pena:

Nos enganchamos con la emoción sin pensar, y terminamos en discusiones innecesarias. Cuando te des cuenta que estás entrando en el juego, ten claro que puedes salirte de la mejor forma. Simplemente cambiando el tema, o dejando claro que no van llegar a ningún punto, haciendo consciencia de que no es en tu contra. Como dice el libro de los 4 acuerdos de Miguel Ruiz, no tomes nada a título personal y sigue adelante.

  1. Cuando alguien te dice algo que no te gusta o que te duele, pregúntate en dónde está el dolor, qué es lo que realmente te duele para poderlo sanar y aprenderlo a gestionar para el futuro. A lo mejor, si te están haciendo ver temas que no son chéveres de tu comportamiento, está bien que busques apoyo profesional para que tengas nuevas herramientas y puedas sanar esa etapa para que no te cause más complicaciones.

Si necesitas ayuda, apoyo o alguien con quien hablar, yo te puedo ayudar. Contáctame al correo contacto@mariaclaudiaarrieta.com o al WhatsApp (+57) 3163762066